Cuando fallamos, Dios baja a nuestro nivel no para juzgarnos, sino con misericordia..
Por la gran misericordia, amor y gracia de Dios, Jesus descendió en forma de hombre y vivió la vida perfecta que nosotros no sabíamos vivir. Dios desea la perfección y se convirtió en perfección para nosotros, para darnos el ejemplo. Jesús es Dios en la carne y tomó sobre el la ira de Dios que merecíamos nosotros. Yo merecía ser castigado, pero sin embargo Dios aplastó a Su amado y perfecto Hijo por mí. Eso es misericordia..
El Señor es paciente y nunca quiere que perezcamos – Él quiere que nos arrepintamos..
En vez de darnos lo que merecemos, Dios ha mostrado misericordia una y otra vez, no para apartar de nosotros nuestra responsabilidad, sino para darnos la oportunidad de arrepentirnos y ser salvos..
Dios concede la salvación a aquellos que ponen su confianza solo en Jesucristo. Por fe creemos que Jesús murió por nuestros pecados y Él es el único camino al Cielo. ¿Merecimos esa bendición? Por supuesto que no. Por esto damos gloria a nuestro Dios misericordioso. Él es digno de toda alabanza. No tenemos que trabajar por nuestra salvación. Con este entendimiento le obedecemos por amor, agradecimiento y honor a Él..
Pero, los que rechazan la misericordia recibirán el juicio..(Juan 3:36)
Recuerda, Señor, Tus tiernas misericordias y Tus bondades amorosas, Porque son de antaño. No te acuerdes de los pecados de mi juventud, ni de mis transgresiones; Según Tu misericordia acuérdate de mí, Por Tu bondad, Señor..
“La gracia, la misericordia y la paz, que vienen de Dios Padre y de Jesucristo, el Hijo del Padre, seguirán estando con nosotros que vivimos en la verdad y en el amor….”(2 Juan 1:3 )